Exposicion colectiva en Galeria Imprevisual

Es al espectador, y no a la vida, a quien refleja realmente el arte. Sentencia así Wilde en su peculiar prefacio a El retrato de Dorian Gray. Implica esta idea el entender el arte como actividad social. De esta forma, la creación es capaz de propiciar un espacio de intercambio y diálogo, donde la actitud honesta de espectador y obra se convierta en cadencia.
Es esa actitud la que deriva de un ejercicio limpio de la política, esto es, etimológicamente hablando, del ejercicio de ciudadanía. Cuando, según señala Tucídides, Pericles sostenía que la ciudad toda es escuela de Grecia, hablaba de esa cadencia surgida de la interiorización de la democracia como base de la actividad social.
Sobre ello reflexionan las obras de los artistas que conforman esta exposición, buscando esa mirada diáfana, esa voluntad de ciudadanía, a partir de un diálogo intenso y participativo con el espectador.
Por ello, en tiempos monocordes, de discursos blancos, volver el rostro hacia los caleidoscopios del arte es descorrer esa cortina que cubre nuestro propio espejo, descubrir al fondo nuestra esencia de animales políticos.

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