(Exposición individual en la galería de arte Imprevisual).

El lugar, unos ojos, una mirada al fin
de la noche sin habla.
Adolfo Cueto

Las horas de sol son la medida de nuestra perspectiva, construyen nuestro horizonte de lo posible. La sombra es, en consecuencia, una expresión melancólica por aquello que se nos escapa imaginar. Da cuenta la obra de José Juan Gimeno de esa tensión perceptiva: una metáfora de ventanas con claros y opacidades, de fachadas transitadas, habla de esa contienda cotidiana que aspira a la luz.
Así el espectador se sumerge en un escenario delimitado por lo que alberga su mirada, por lo que intuye albergar. Con lo que la pintura se convierte en calle paseada, lugar de contemplación, de vivencia; en silencio, cuando la oscuridad comienza a romperse.
Una obra cada vez más madura que no deja de conversar con el observador, de hacerse un hueco en su retina, de darle opciones a su búsqueda. Así sus cuadros se hacen lugar, espacio de llegada del paseante que anhela reconocerse en aquello que divisa.

José Ángel García Caballero

La Ciudad. Límite de intimidad

El artista Jose Juan Gimeno toma las ventanas como motivo principal de sus exposiciones ofreciendo la visión más cotidiana de la ciudad, en su ejercicio plástico presenta una mirada contemporánea e intemporal que transcurre entre lo público y lo privado.
Las ciudades sufren metamorfosis que conduce a un cambio de las funciones de la urbe, la obra del artista aborda e indaga en ese cambio holístico de la ciudad. La antropología urbana y las perspectivas del urbanismo son los elementos que le conducen a una interpretación plástica de la forma y los espacios de la metrópolis.
El trabajo de Jose Juan Gimeno es una práctica de observación que le permite configurar un discurso estético-antropológico sobre la vida social, hablando de los espacios privados y arquitectónicos.
Con técnica mixta (Acrílico, metacrilato, serigrafía, collage…) personifica fachadas y ventanas, exponiéndolas a una reflexión sobre su propia soledad y su convivencia con el tiempo, esas fachadas miran directamente al espectador conduciéndolo hacia su propia introspección.
La Ciudad es el objetivo etnográfico, la pintura la herramienta.

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